En Inglaterra nos encontramos con Jade Sylvester, que comenzó a comer este tipo de papel cuando se quedó embarazada de su hijo pequeño. Al principio lo achacó a un extraño y raro antojo, pero con el tiempo se dio cuenta de que se trataba de una adicción, ya que actualmente ingiere un rollo de papel higiénico al día.
Esta mujer afirma que lo que le gusta de comer este papel es más la textura y la sequedad que deja en su boca, que el sabor en sí. Sabe que no puede ser bueno para su salud, pero ya han pasado más de quince meses desde que dio a luz y sigue comiéndolo.
Poco a poco está intentando dejar esta insólita adición, pero afirma que le cuesta mucho trabajo pasar un día sin comer papel higiénico.
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